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Cuál es el rumbo de Puerto Rico - El Nuevo Día - José Carrión III

Actualizado: 6 dic 2023




Los resultados recientes de las eleciones en Argentina me recordaron que hace varios años, al iniciar mi presidencia en la Junta de Supervisión Fiscal, fui convocado por un miembro de un “think tank” local para dialogar con Martín Guzmán, un economista de izquierda y discípulo del renombrado crítico de la Junta, el laureado con el Nobel, Joseph Stiglitz.

Durante mi mandato, siempre estuve abierto a distintas perspectivas, considerándolas parte de mi deber. Guzmán argumentaba que Puerto Rico no debía pagar su deuda. Aunque ya conocía esta postura, sabía que las complejas negociaciones de deuda requerirían tiempo y juicio para cada caso. Lo que realmente necesitaba comprender era, desde la perspectiva de Guzmán, qué podía hacer Puerto Rico para evitar otra bancarrota en el futuro. Su respuesta fue reveladora, aconsejando hacer “nada” para no causar “más daño que beneficio”. Esto me dejó perplejo.


Más adelante, Guzmán se convirtió en ministro de Economía de Argentina, entre 2019 y 2022, y las consecuencias de su ideología y la de sus pares se hicieron evidentes. Hoy por hoy, Argentina es el deudor principal del Fondo Monetario Internacional (FMI), incumpliendo repetidamente sus compromisos. Los sucesivos gobiernos de izquierda, incrementaron la intervención estatal en la economía sin la necesaria disciplina fiscal, lo que llevó a una inflación descontrolada, la devaluación monetaria, el cierre de mercados de crédito y un significativo déficit presupuestario.


Puerto Rico debería observar y aprender de Argentina. Tradicionalmente, nuestra política se ha moldeado más por el “status” que por un espectro de izquierda a derecha. Pero la realidad muestra que cuando es crucial, nuestra clase política, sin importar su ideología, tiende a inclinarse hacia políticas populistas de izquierda. Una y otra vez, cada vez que surgió una oportunidad para añadir obstáculos al proceso de permisos, incrementar regulaciones y cargas contributivas, y fomentar el crecimiento del gobierno, nuestros políticos sucumbieron a la izquierda populista. Puerto Rico sabe a dónde nos ha llevado esto.

Puerto Rico insiste en la inacción en términos de reformas estructurales, viviendo de transferencias federales, siguiendo el consejo “a la Guzmán”, de no hacer nada. Si seguimos así, nos arriesgamos a un nuevo default. Las ayudas federales no son eternas y en Washington crece el desgaste con la situación puertorriqueña.


Nos hallamos en un punto decisivo. ¿Endosaremos reformas estructurales significativas definidas por la Unión Europea como aquellas que remueven barreras al crecimiento, liberalizan mercados y promueven el empleo y la productividad? ¿O Puerto Rico persistirá en su vieja política? Los indicios actuales no son prometedores, y la tendencia política emergente se inclina hacia un izquierdismo radical. De cara al 2024, ¿Puerto Rico optará por una alternativa de izquierda anti-capitalista, o tomará un rumbo distinto? Ya veremos.

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