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En Puerto Rico el Proceso Eleccionario es Cruel y el Gobierno, Peor

Hemiciclo de la Cámara de Representantes, en El Capitolio de Puerto Rico. (Imagen: Tania Dumas)

Urgente llamado a repensar las estructuras políticas y de gobierno. En momentos que la contienda electoral comienza a tomar potencia, de cara a las primarias se activan las fuerzas partidistas que controlan parte del aparato gubernamental debido a la cantidad de empleados que han acomodado por décadas. Precisamente esta politización en las agencias de Gobierno es lo que ha causado la cruel burocracia en el sistema público, además de ser parte de la deriva fiscal que ha enfrentado la isla.

 

El proceso electoral en Puerto Rico es cruel, es una travesía ardua y desafiante que pone a prueba el compromiso de los candidatos, independientemente de su calidad. Durante la larga campaña, los candidatos enfrentan no solo la presión de ganarse la confianza de los votantes, sino también la dura realidad de las críticas personales y políticas. Las campañas políticas suelen estar marcadas por debates acalorados, acusaciones y una exposición constante a la opinión pública, lo que es agotador. La pena de esto es que posibles candidatos buenos, cualificados y que quieren lo mejor para Puerto Rico no se lanzan al ruedo público debido a lo vil y cruel que puede tornarse el proceso. Pero también el proceso electoral es agotante para los ciudadanos que se ven obligados a consumir la agria política partidista por demasiado tiempo. El pueblo sufre y aborrece la politización del gobierno y de la discusión diaria.


A pesar de las dificultades, es crucial valorar y aplaudir a aquellos que dan el paso al frente para postularse como candidatos. Cada uno de ellos, en la búsqueda por servir a Puerto Rico, demuestra un nivel de dedicación y valentía digno de admiración. La disposición de enfrentar las críticas y superar los obstáculos habla de su compromiso mejorar la isla. En un proceso tan desafiante, que es importante reconocer y respaldar a quienes están dispuestos a dar lo mejor de sí mismos por el bien común.

Hemos caído en una trampa al continuar dándole los poderes a los políticos para que continúen agrandando el gobierno y su burocracia.  

A esos que dan el paso al frente y que en noviembre estarán en la papeleta hay que recordarles varios asuntos. Recuerden que el gobierno debería ser más un aliado que facilita en lugar de ser un obstáculo de burocracia, trabas e impuestos. Deben centrarse en proteger el interés público sin caer en el juego político. A medida que el gobierno promulga un mayor número de leyes la situación tiende a deteriorarse por la falta de certidumbre legal y en demasiadas ocasiones por incrementos en la carga contributiva. Además, es absolutamente esencial que el manejo del presupuesto público sea imparcial y no esté atado a manipulación política. Esto sentaría las bases para enfrentar otros desafíos críticos, como la revisión del papel del Estado benefactor y la urgente necesidad de reformar todo el aparto del gobierno y el sistema tributario para hacerlo más justo y menos oneroso.

 

En lugar de enredarse en trámites complicados y procedimientos complejos, el gobierno debería esforzarse por simplificar la forma de hacer negocios y acelerar la prestación de servicios públicos, garantizando que los recursos se utilicen de manera eficiente. Quizás la única agencia que hay darle énfasis es aquella que promueva la digitalización total de la operación gubernamental. Así se puede avanzar hacia un sistema en el que el gobierno sea un socio efectivo en el progreso de la sociedad y los comerciantes, en lugar de ser un obstáculo que el desarrollo económico.


Hemos caído en una trampa al continuar dándole los poderes a los políticos para que continúen agrandando el gobierno y su burocracia. Es hora de reclamar a todos los candidatos y a los oficiales electos para alentarlos a reducir la intervención del gobierno sobre el sector privado y las libertades individuales. Al observar retrospectivamente y de cara al futuro, el gobierno no puede continuar siendo cruel para aquellos que buscan vivir, trabajar, aportar e invertir en Puerto Rico, las formas tienen que cambiar.



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